El título de este Post es solo un pretexto para tema libre.
Refleja solo mis puntos de vista, sin pretensión de que concuerden conmigo, y sin objeción por desacuerdo
Hace Muchos años veía como algo normal lo corto y con poco contenido de los reportes médicos de muchos especialistas (cuando llegaban a hacer reportes).
En instituciones públicas, los reportes suelen ser elaborados por médicos internos o residentes de especialidad. En instituciones privadas lo redactan médicos tratantes; muchos de ellos especialistas.
Es en el ámbito privado donde he constatado lo excesivamente breve y poco descriptivo que suelen ser estos registros clínicos.
Estas observaciones fueron una de las razones que me inspiraron a crear AESKVLAPIVS. Los formatos para un Expediente Clínico Electrónico (ECE) no pueden ni deben ser genéricos; cada área de especialidad tiene necesidades muy particulares.
No obstante, aun con herramientas digitales disponibles para facilitar esta labor médica, muchos profesionales de la salud continúan elaborando reportes que carecen de contenido significativo.
Debe haber muchas causas: una de ellas son los programas en las que el médico debe adaptarse a ellos y no al revés, otra podría ser el mismo proceso académico intrahospitalario.
El reporte médico se ha convertido en una de las principales presiones —y pesadillas— para médicos internos y residentes en los hospitales.
El reporte médico debería ser un momento de tranquilidad e inspiración para describir el estado clínico de nuestros pacientes, siguiendo la metodología propedéutica y científica correspondiente. Es ahí donde debería reflejarse el avance cognitivo del estudiante médico.
No significa que el reporte deba ser perfecto (desde mi óptica, nunca lo es), pero sí debe ofrecer una visión general y aceptable de lo que se describe para permitir un análisis razonable y tomar las mejores decisiones posibles.
El problema es que, al redactar un reporte en un hospital supuestamente académico, ese momento rara vez es tranquilo, y mucho menos inspirador. El estudiante, en lugar de pensar qué es lo mejor para su paciente —en función de sus capacidades y limitaciones—, se preocupa por la posible mala reacción de su jefe inmediato. Este jefe, que a su vez, ya fue maltratado muchas veces antes repite el mismo patrón. Es difícil entender por qué no se rompe esa cadena.
En la escala de jefaturas inmediatas, cada uno de estos cargos debería representar una auténtica guía para los médicos en formación, pero en la práctica, muchas veces funcionan como represores. Peor aún: están convencidos de que ese trato es lo mejor para sus subordinados, pues creen que eso fue lo que les funcionó a ellos mismos.
Con el exceso de pacientes, el estrés generado por las jefaturas, el agobio, los ciclos circadianos alterados... es ilógico esperar resultados excelentes. El resultado probable es cansancio extremo innecesario, desmotivación, depresión, e incluso en algunos casos, tendencias suicidas.
Laboralmente es importante la exigencia de desempeño sobre la práctica en campo, pero lo es más la exigencia académica y en la práctica la proporción de los tiempos se enfocan mas sobre el campo (laboral). La hora de una evaluación académica real resulta muy estresante, pues son muy escasas las horas en las que el estudiante puede realmente estudiar y correlacionar los casos.
Cada vez que leamos reportes médicos como los que describí al principio, podemos entrever la posible historia y dolor inconciente detrás de quien lo escribió.