La informática médica no se limita a saber programar ni a manejar bases de datos. Es un terreno donde convergen dos disciplinas exigentes: la medicina real, con toda su complejidad clínica, fisiológica y humana, y la informática aplicada, con sus lenguajes, sistemas, modelos de datos e interoperabilidad.
Un médico informático real no es simplemente un médico que “usa computadoras”, ni un ingeniero que “hace software para hospitales”. Es alguien que ha vivido la práctica clínica, que ha estado en urgencias, en una UCI, frente a un paciente crítico, tomando decisiones en minutos. Pero también es alguien que entiende cómo se estructura un sistema, cómo se automatiza una lógica de decisión, cómo se modelan datos sensibles y cómo se resguarda la confidencialidad. Sabe lo que es un APACHE II, un score de SOFA, una nota evolutiva bien hecha, y también lo que implica una migración de base de datos, un API HL7 o un sistema escalable.
Comparativa: ¿Qué pasa cuando no hay experiencia médica?
Cuando el software médico es diseñado sin participación profunda de médicos, suele ocurrir lo siguiente:
-
Diseños genéricos, pensados como “plantillas” sin lógica clínica.
-
Formularios excesivos o inútiles, que no respetan el flujo de pensamiento del médico, o lo contrario: Formularios demasiados simples
-
Desconexión con la realidad hospitalaria, por ejemplo, registros que no se adaptan a UCI, urgencias o especialidades complejas.
-
Prioridad a lo administrativo en lugar de lo clínico.
-
Errores semánticos o de estructura: por ejemplo, mezclar diagnóstico con motivo de consulta, o registrar signos vitales como si fueran “campos sueltos”.
Esto no es una crítica gratuita. Muchos de estos sistemas fallan no por falta de código, sino por falta de criterio clínico. El ingeniero sin formación médica puede construir un sistema funcional, pero no sabe lo que significa priorizar un dato en medio de una reanimación, o cómo varía una nota clínica entre un postquirúrgico y un paciente en terapia intensiva.
¿Y qué debe saber de informática el médico?
No se trata de ser un ingeniero completo, pero sí de entender:
-
La lógica de datos estructurados: modelos relacionales, normalización.
-
Principios de privacidad y seguridad digital.
-
Fundamentos de interoperabilidad: HL7, FHIR, LOINC, ICD.
-
Principios de desarrollo de software: flujos de trabajo, APIs, versionado.
-
Usabilidad (UX) aplicada al entorno clínico.
-
Cómo comunicar sus necesidades de forma precisa al equipo técnico.
Conclusión
Un médico informático no nace de un curso ni de una certificación. Nace de la necesidad genuina de unir dos mundos: el de la medicina vivida, y el de la informática aplicada. No basta con “ayudar al ingeniero a entender medicina”, ni con “explicarle al médico cómo usar un sistema”. Lo que se necesita es alguien que sepa por qué una nota de ingreso a UCI no puede ser un simple formulario, y cómo traducir eso en un código funcional y útil.
Por eso, el médico informático no es un lujo. Es una necesidad si se quiere construir software que respete la medicina y la mejore con tecnología, en lugar de empobrecerla con sistemas ajenos a su lógica clínica.